Buscando los orígenes del sistema solar en dos granos de arena

Imagen compuesta de los remanentes de la supernova Cassiopea-A donde fueron identificados materiales como los silicatos.

Imagen compuesta de los remanentes de la supernova Cassiopea-A donde fueron identificados materiales como los silicatos.

Ayer hablábamos de la importancia de las supernovas en la formación de nuestro sistema solar y en la aparición de la vida tal como la conocemos.

Lo de ayer son teorías demostradas con modelos de formación de discos protoplanetarios alrededor de estrellas, modelos y observaciones sobre las supernovas que ya conocemos, mediciones de elementos orgánicos dentro de las nebulosas que dejan las explosiones de las supernovas…

Lo de hoy se puede tocar con las manos.

Es bonito divagar, teorizar, soñar con la idea de moléculas formadas en el interior de estrellas a miles de millones de años-luz, lanzadas al espacio interestelar a través de enormes explosiones del astro que los contiene. Pero todo esto deja de tener un caracter meramente especulativo o teórico cuando dos de esos granos de polvo están formados por un compuesto llamado sílice (silicio y oxígeno) y un equipo de investigadores los encuentra escondidos en lo más profundo de un antiguo meteorito descubierto en la Antártida. Todo se torna más real cuando ese sílice quizás se haya formado en el interior de una estrella diferente al sol, quizás proveniente de los restos de una supernova que ayudó a formar lo que hoy vemos a nuestro alrededor.

Eso es lo que han anunciado hoy investigadores de la Universidad de San Luis en Washington. El descubrimiento de dos microscópicos granos de sílice en un meteorito muy antiguo recogido en 2009.

Condrita hallada en la Antártida

Condrita hallada en la Antártida

Los silicatos son uno de los principales componentes de los minerales terrestres hoy en día. Pero el descubrimiento sorprende al descubrirse dentro de un meteorito. Los silicatos no son uno de los minerales que estuvieron presentes en la formación del disco protoplanetario alrededor de nuestro sol.

De hecho se piensa que estos dos minúsculos granos tendrían su origen en una supernova que «sembró» con sus materiales un muy primitivo sistema solar, ayudando a la formación de los planetas.

Los científicos pueden asegurar que estos granos provienen de antiguas estrellas debido a sus inusuales y elevadas trazas isotópicas. Diferentes estrellas producen diferentes proporciones de isótopos.

El material que forma nuestro sistema solar se mezcló y homogeneizó mucho antes de que se formaran los planetas. Podemos decir que el sol y los mundos que lo rodean tienen la misma composición isotópica.

Los meteoritos que caen a nuestro planeta, la mayor parte provenientes de asteroides, también tienen la misma composición isotópica de nuestro sistema solar, pero, a veces y sólo a veces, atrapados en el interior de los más antiguos hallamos muestras de otras estrellas, y eso es maravilloso.

El profesor en física Christine Floss descubrió las muestras de sílice en un meteorito recogido de la Antártida. Este sílice era rico en oxígeno-18 un isótopo pesado de la molécula de oxígeno, esto significaba que su origen provenía del núcleo colapsado de una supernova.

Estas nuevas investigaciones nos confirman lo que ya sabíamos sobre la evolución del cosmos. La diferencia reside en que ahora lo podemos tocar con nuestras manos. Podemos tocar estrellas distantes que ayudaron a formar los elementos complejos de los que estamos hechos.

Y todo esto a partir de dos simples granos de arena.

Fuente: universe today

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