Hace 45 años nuestra especie pudo soñar

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Hoy, hace 45 años, el módulo lunar Eagle se posó con suavidad en el Mar de la Tranquilidad.

Por primera vez desde que la vida surgió en nuestro planeta uno de sus representantes lograba pisar otro mundo. La humanidad iniciaba un camino tan esperanzador e ilusionante como corto y breve en el tiempo.

Casi medio siglo después somos incapaces de alejarnos apenas unos cuantos kilómetros de la superficie de nuestro planeta. Hemos desmantelado de tal manera toda la maquinaria y tecnología que nos llevó a la luna, que aunque pusiéramos todos nuestros esfuerzos en volver hoy mismo, tardaríamos varios años o décadas en hacerlo.

Pensamos que nuestro próximo objetivo es Marte o algún asteroide cercano, pero la realidad es cruelmente distinta. Lo más cercano proyectado es el lanzador SLS de la NASA y la cápsula Orion, un lanzador del que apenas existen algo más que planos y proyectos propiedad de una agencia agobiada por continuos recortes en su presupuesto, obligada a pagar grandes cantidades de dinero a Rusia para poder subir sus astronautas a la Estación Espacial Internacional.

Mientras grandes porcentajes de los presupuestos de nuestros gobiernos están actualmente centrados en cómo aniquilar a unos niños en las playas de Gaza o en cómo poder derribar aviones con decenas de expertos en la lucha mundial contra el SIDA sobre los cielos de Ucrania, pequeñas olas de metano y otros compuestos orgánicos se elevan unos pocos centímetros sobre los océanos de Titán (una luna de Saturno), geiseres de agua y elementos que constituyen la vida en la Tierra son expulsados a cientos de kilómetros de Encelado y una luna de Júpiter, llamada Europa, nos muestra unas grietas en su helada superficie que comunican con un enorme y espectacular océano subterráneo de agua líquida que contiene todos los elementos necesarios para formar vida…

Nuestras sondas y robots nos mandan fotos y datos de verdaderas maravillas en nuestro Sistema Solar, lugares que piden a gritos ser explorados por los seres inteligentes que las crearon.

Lamentablemente nuestras prioridades son otras en estos momentos. No nos interesa conocer si la vida es capaz de abrirse paso en lugares donde impera una radiación extrema, o en ambientes totalmente carentes de oxígeno. No queremos saber las soluciones que ha ideado la evolución en todos estos sitios, ni siquiera si ha tenido éxito o no.

Hace 45 años que el odio entre dos naciones nos llevó a la luna, y eso fue todo para la exploración humana del sistema solar. En 2016 la sonda Cassini se desintegrará en las capas altas de la atmósfera de Saturno, el rover Opportunity que explora en estos momentos Marte ha superado en casi 10 años su esperanza de vida (y si dura mucho más lo desconectarán por falta de presupuesto), Curiosity ya ha superado la mitad de sus dos años de supervivencia estimada (con algunos fallos en el software y enormes agujeros en sus ruedas),… y de las grandes misiones proyectadas apenas nos queda JUNO en ruta hacia Júpiter y la New Horizons hacia Plutón,… Y poco más… la exploración planetaria ha sido la más castigada por los recortes.

Hace 45 años tuvimos un sueño del que ya no queda nada.

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