Por qué votar a una alternativa

Alejándome un poco de la temática del blog y haciendo uso de la libertad de expresión, que tanto nos ha costado conseguir en este país, y de pensamiento (eso ya lo teníamos) me gustaría reflexionar en voz alta de porqué mi voto irá a UPyD.

Quizás uno de los fallos o aciertos de mi caracter es no tolerar extremismos ni fanatismos. La gente que emite opiniones categóricas y no está dispuesta a que sean moldeadas (o incluso renovadas) por las de los demás, no suele estar entre mis amistades (ni yo entre las suyas)

Digo esto porque no quiero que esta entrada sea tomada como un apoyo incondicional a ninguna opción política, ni que se piense que es un escrito de un afiliado a un partido político (porque no lo soy), y quizás si mañana mismo pienso de otra manera lo diré sin ningún tipo de vergüenza.

Lo peor que puede haber en la mente de un hombre es la soberbia, el creerse por encima de cualquier consecuencia a los propios actos es el principio del fin.

Nuestro panorama político, en estos momentos, está liderado por la soberbia. Se sabe, y es conocido, que pase lo que pase, esté la situación económica como esté, hayan 5 millones o 10 millones de parados, esté o no la sanidad en quiebra técnica,.. el próximo domingo saldrá una de las dos opciones de siempre (esta vez se llamará Partido Popular), y saldrá elegida por amplia mayoría como castigo a la otra opción, en teoría opuesta, llamada Partido Socialista Obrero Español.

No nos vamos a engañar, somos seres racionales, y dentro de nuestras posibilidades intentamos esforzarnos en aquello que creemos que vale la pena esforzarse. Si mi mente sabe que algo lo tiene seguro y en la mano, no va a gastar muchas energías en lograrlo ( ya lo tiene). Se limitará a hacer lo mínimo para no perderlo.

Y esto ya no nos vale, no es suficiente para salir de la situación en la que nos encontramos, necesitamos gente nueva, caras nuevas, ideas nuevas, sensaciones diferentes, dar un golpe en la mesa y dejar bien claro que en democracia el poder lo tiene el pueblo que vota. El estado cuyo poder reside en las grandes fuerzas económicas, políticas, financieras o religiosas es un estado abocado al fracaso.

Como ya he dicho, no soy afiliado de UPyD (puede que lo sea en un futuro o puede que no, es mi decisión) y no puedo contar las cosas desde dentro. Mi impresión es que es un partido compuesto en su mayoría por gente del mundo universitario, que provienen de diferentes ideologías políticas, pero que convergen en un mismo pensamiento, que no es otro que «ya está bien».

Coincido en varias propuestas y estoy en contra con muchas otras, pero por lo que veo y hablo, el coincidir une y el estar en contra enriquece el discurso de la formación.

Medidas como centralizar la sanidad y la educación (el modelo de traslado de competencias a comunidades es un fracaso, solo hay que ver como se pelean entre ellas el dudoso honor de quien atesora más deuda), la reforma de la ley electoral (no es justo que haya formaciones que con menos votos tengan más representación en el congreso), la reforma de la constitución para convertir España en un estado federal real ( con las mismos derechos y deberes en cada comunidad y no la desigualdad que existe ahora), la desaparición de cargos duplicados, de cargos innecesarios, de diputaciones, la fusión de ayuntamientos (en una palabra hacer nuestro Estado más barato), son planteamientos que, de llevarse a buen puerto, nos darían bases donde apoyarnos para salir de la tendencia en la que nos encontramos.

También pesa a la hora de elegir mi voto el hecho de que es necesario dar un baño de humildad a los que creen tenerlo todo atado y bien atado, no es bueno que quien tiene que gobernarnos de por sentado que, o bien se le da el poder ahora, o bien dentro de 4 años, o dentro de 8, pero que antes o después lo tendrá. La verdadera alternancia política enriquece cualquier democracia, y eso ahora mismo no existe en nuestro país.

Soy médico, no político, y seguramente mi visión no sea la más cualificada para este tipo de opiniones, pero es lo que pienso y si el tiempo me quita la razón no va a ser la primera vez (ni la última).

Y ahora que lluevan los palos 🙂

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