¿Somos la única forma de vida inteligente en todo el universo?

Hace años que me hago esa misma pregunta una y otra vez. 

Nuestro pequeño mundo es un oasis de vida dentro de nuestro sistema estelar. Recientemente hemos podido completar la exploración de los cinco planetas interiores que orbitan nuestro Sol. 

Las sondas orbitales nos han demostrado, muy a nuestro pesar, que la vida tal como la conocemos es imposible que prospere en sus superficies. A pesar de que nuestro pequeño sol rojizo emite mucho menos calor que otras estrellas que hemos estudiado de nuestro entorno, las órbitas están demasiado cercanas como para que surja ningún tipo de vida basado en el silicio. Además su excesiva cercanía provoca que siempre esté la misma parte del planeta orientada hacia el sol, evitando la presencia de estaciones y otros fenómenos climatológicos tan necesarios para la vida en nuestro planeta. 

Nuestro mundo transita a mucha más distancia que estos infernales planetas interiores, damos una vuelta a nuestra estrella cada 129 días y a lo largo de los 7.100 kilómetros que tiene de radio nuestro mundo la vida ha prosperado desde las formas más simples hasta las más complejas de una manera sorprendentemente rápida. Unos pocos millones de años bastaron para que los primeros entes vivos pudieran emerger de los lechos volcánicos y colonizar otras areas de nuestro planeta. 

Es por esta aparente facilidad con la que estas primeras formas de vida prosperaron por lo que teniamos esperanzas de encontrar vida tanto en alguno de los cinco planetas nombrados anteriormente como en algunas de las lunas de los mundos situados más allá de nuestra órbita… pero nada… 

Desde hace unas décadas conocemos de la presencia de planetas parecidos al nuestro orbitando otras estrellas a lo largo de nuestra galaxia. Nuestros avanzados telescopios situados fuera de la atmósfera han confirmado que puede haber millones de mundos de parecido radio que el nuestro orbitando a una distancia razonable como para que la vida haya tenido una oportunidad. 

Seguimos buscando señales de algún tipo de emisión en la frecuencia del helio y del silicio (aprobadas por consenso internacional como las que más probablemente usen otras formas de vida para comunicarse). Además intentamos obtener los registros espectrales de las atmósferas  de los mundos que consideramos más idóneos para albergar vida (algo que aún nos resulta muy complicado, quizás en unas décadas…). 

En los medios de comunicación últimamente han saltado teorías con las que no estoy muy de acuerdo. Hablan de que la vida surge a lo largo de todo el universo con relativa facilidad pero que pasados unos pocos millones de años desaparece sin dejar rastro alguno de su existencia, se autodestruyen cuando alcanzan cierto nivel de desarrollo, incluso sugieren que a nosotros nos va a pasar lo mismo. No es muy alentador…

En las últimas semanas se ha descubierto un pequeño mundo, de unos 6300 kilómetros de radio orbitando una estrella mucho más masiva y caliente que la nuestra a unos 500 millones de años luz de nosotros. Su órbita es de unos 360 días y está lo suficientemente alejado de su sol como para tener unas temperaturas aceptables en superficie, aunque pueden variar bastante según el tipo de atmósfera que tenga. Lo malo es el resultado de los análisis de espectroscopía… demasiado oxígeno y carbono, pocas trazas de silicio, un ambiente demasiado hostil como para albergar la vida tal como la conocemos. Además no parecen emitir ninguna señal en las frecuencias más razonables. Su sistema estelar no se parece en nada al nuestro, no sé, quizás nos dejamos llevar enseguida por la euforia, no parece una versión reducida de nuestro mundo, habrá que seguir buscando…

¿Cómo es posible que seamos la única civilización capaz de admirar tanta belleza a lo largo de todo el universo observable? ¿Dónde está todo el mundo? Creo que tardaremos tiempo en saber la respuesta, por ahora solo hay silencio…

– Escrito encontrado por la tripulación de la nave Osiris IV entre los escombros de un probable observatorio astronómico del mundo conocido como Kepler 186f, adjuntamos ficha del sistema estelar. 

 

imagen del planetary habitability laboratory (PHL)


Seguimos buscando… 

Descubierto un planeta del tamaño de la Tierra en la zona habitable de su estrella

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Entre los datos que quedan por analizar de los obtenidos por el telescopio espacial Kepler hay un planeta muy especial que hoy ha sido dado a conocer.

Kepler 186-f es el nombre del exoplaneta que pasará a la historia de la astronomía como el primer planeta de radio similar al terrestre que orbita a la distancia justa de su estrella como para poder albergar agua líquida en su superficie, es decir, está justo en la zona de habitabilidad.

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Hasta ahora todos los planetas descubiertos en la zona de habitabilidad de sus estrellas eran hasta un 40% más grandes que nuestro planeta. Kepler 186-f apenas tiene 1.1 veces el tamaño de la Tierra.

Intuíamos que las «tierras», orbitando estrellas justo a la distancia donde la vida tiene más fácil aparecer, existían. Pero la intuición en ciencia no tiene ninguna validez, ahora lo sabemos. Vivimos una época en que los telediarios mezclan noticias que nos denigran como especie, con otras como esta… hemos sido capaces de demostrar que los planetas como la Tierra existen y que además pueden ser muy comunes en el Universo…

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Kepler 186-f orbita una estrella con la mitad de masa que nuestro Sol, a unos 500 años-luz de nuestro planeta. Su sol es una enana roja, un tipo de estrella al que pertenencen el 70% de los astros de la Vía Láctea, y además del exoplaneta descubierto existen cuatro planetas más en el sistema.

El método del tránsito que usa Kepler nos deja pocos datos del planeta. Sabemos que orbita su estrella una vez cada 130 días, y que recibe solo un tercio de la energía que nosotros recibimos del Sol. Que esté situado en la zona habitable de su estrella no significa que esté habitado. No conocemos su masa, no sabemos la temperatura de su superficie y tampoco si está rodeado de una atmósfera que permita que las condiciones del planeta sean más agradables para la vida.

Futuros telescopios serán capaces de decirnos más cosas sobre Kepler 186-f, podremos analizar la composición de su atmósfera (si la tiene), saber su masa, averiguar si es un planeta rocoso (todo apunta que si) y, con un poco de suerte, buscar alguna huella de las que deja la vida cuando transforma un planeta.

Ya tenemos nuestra primera «exotierra» en zona de habitabilidad dentro de nuestros catálogos astronómicos, no sabemos mucho sobre ella, pero sabemos que existe. Encontrar más solo es cuestión de tiempo…

Actualización: mapa donde se encuentran los exoplanetas descubiertos hasta la fecha (click para ampliar).

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Fuente: nasa news