Dos exoplanetas totalmente cubiertos de agua

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Dos enormes esferas totalmente azules orbitando a una estrella naranja. Dos hermosos mundos totalmente cubiertos de agua, un océano global sin ningún trozo de tierra a la vista.

Estas son las vistas que podría tener cualquiera que se diera una vuelta por el sistema Kepler 62, según nuevos modelos presentados por el Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics.

De los cinco planetas que rodean a la estrella, dos se encuentran justo en la zona de habitabilidad, una distancia que permitiría la existencia de agua líquida en superficie. Los dos planetas son Kepler 62e y Kepler 62f, y orbitan su estrella cada 122 y 267 días, respectivamente.

Descubiertos por el método de tránsito desde el telescopio espacial Kepler, sabemos de ellos que son supertierras, siendo 62e un 60% más grande que nuestro planeta y 62f un 40%.

Son demasiado pequeños como para medir sus masas, pero los astrónomos esperan que estén compuestos por tierra y agua, con una atmósfera no demasiado gruesa.

Los nuevos modelos informáticos darían a Kepler 62e una mayor densidad de nubes que nuestro planeta. Mientras que Kepler 62f necesitaría un mayor efecto invernadero para ser capaz de albergar agua en su superficie. La mayor distancia a su pequeña y fría estrella podría haberlo convertido en una gigantesca bola de hielo.

Temperaturas no demasiado extremas y una superficie totalmente cubierta de agua formarían un escenario muy apetecible para la aparición de vida. Si a todo esto le sumamos los miles de millones de años de estabilidad que suponen orbitar a una enana roja tenemos materia para soñar un poco.

En nuestro sistema solar no hay ningún mundo con estas características. Podemos imaginar las respuestas que daría la evolución en caso de que existieran formas primitivas de vida, solo tenemos que ver el ejemplo que nos brinda nuestra propia evolución.

Lo interesante sería observar como se desarrollaría la tecnología de una especie sin fácil acceso a los metales, la electricidad o al fuego. Quizás conseguirían una civilización mucho más avanzada que la nuestra, o quizás sería un impedimento demasiado grande…

Fuente: dailygalixy

Cruce de miradas con 22 años de diferencia

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Foto del sistema triple Gliese 667 tomada el 29 de Junio de 2013

A veces miras una imagen, de forma rápida, la escaneas unas pocas décimas de segundo. Son píxeles plasmados sobre una pantalla, nada más. Si los píxeles conforman una imagen que tu cerebro estima como hermosa quizás, solo quizás, te detengas un poco más en observarla. Puede que te evoque algún recuerdo, alguna emoción vivida con anterioridad, que despierte alguna sinapsis neuronal creada hace años…

Hace pocos días se daba la noticia del descubrimiento de tres nuevas supertierras orbitando en la zona habitable de la estrella Gliese 667 C. El nuevo descubrimiento elevaba hasta siete los mundos pertenecientes al sistema planetario encontrado alrededor de esta estrella, siendo el planeta denominado como f un candidato firme para la habitabilidad.

El observatorio Jaioca en Puerto Rico abrió sus ojos para obtener una imagen de este sistema estelar único hasta donde nosotros los humanos podemos saber.

Y aquí tenemos esa reunión de píxeles de la que hablábamos, los dos componentes más brillantes son Gliese 667 A y 667 B, orbitando la una junto a la otra a una distancia de unas trece veces la separación tierra-sol, y a casi 230 unidades astronómicas encontramos nuestra pequeña Gliese 667 C, la estrella más pequeña del conjunto, con siete mundos girando a su alrededor.

Quizás un astrónomo de una de esas tres exotierras que están situadas en una zona donde el agua puede permanecer en estado líquido, haya mirado alguna de vez a una pequeña enana amarilla situada a 22 años luz de su sol, quizás tengan la tecnología suficiente para saber que tiene tres planetas orbitando en su zona habitable (como nosotros habrá pensado), pero en sus divagaciones quizás habrá desestimado la posibilidad de que haya vida alrededor de un sistema tan diferente al suyo, con una sola estrella mucho más grande y brillante que su confortable sol materno, con planetas en zona habitable pero demasiado pequeños como para poder retener una atmósfera que pudiera protegerlos de tan grande cantidad de radiación.

«No, la vida lo tendría muy difícil para sobrevivir en un ambiente tan diferente al nuestro, los sistemas triples son la clave», pensaría desde su observatorio.

Puede que merezca la pena mirar los píxeles de esta foto, perder un par de sinápsis en recordarlos (tenemos millones), quizás los miremos de otra manera en unos años. Puede que estemos cruzando alguna mirada que otra.

Fuente: universetoday