Oumuamua es un asteroide interestelar, rojo, oscuro y alargado… (debieron llamarlo Rama)

Acaba de publicarse una nota de prensa de la ESO que nos ha dejado un poco «perplejos».

Desde que se descubrió la presencia del primer asteroide cuya procedencia se situaba fuera de nuestro sistema solar, varios telescopios han dirigido sus miradas hacia el recién nombrado asteroide «Oumuamua«. Esta tarde hemos sabido de los primeros datos adquiridos por el telescopio VLT de la ESO, y esos datos nos revelan un objeto que no hemos visto nunca antes en nuestra vecindad…

Por lo que sabemos es un objeto que varía muchísimo en su brillo a medida que gira sobre su eje cada 7,3 horas, esto quiere decir que es un objeto muy alargado, extremadamente alargado. También sabemos que es de un color rojizo oscuro, y que alrededor suyo no existe nube de polvo alguna lo que nos indica que el material que lo compone no se ha volatilizado durante su máxima aproximación a nuestro Sol, podría ser metálico.

Nos está visitando un cuerpo de unos 400 metros de largo, muy denso, casi sin hielo ni agua en su interior y a una velocidad de escape de 95.000 kilómetros/hora hacia el exterior de nuestro sistema solar.

En poco tiempo estará fuera del alcance de nuestros más potentes telescopios, es por eso que la actividad ahora mismo es frenética, cuántos más datos podamos recoger mejor ya que no estamos aún preparados para mandar una sonda para estudiar uno de los objetivos más interesantes que ha cruzado nuestro barrio en mucho tiempo (ni estamos preparados ni tampoco tenemos la voluntad de estarlo).

Trayectoria de escape del asteroide Oumuamua

No podemos evitar dejar volar la imaginación, muchos leímos hace bastantes años la novela de Arthur C. Clarke. «Cita con Rama» nos describía la aparición de un objeto de procedencia interestelar al que primero se clasificó como cometa y luego resultó ser una sonda artificial. A muchos nos encantaría ver de cerca ese objeto, una pequeña sonda fotografiando y cartografiando el primer cuerpo con origen fuera de nuestro sistema,… lamentablemente se aleja a una velocidad extremadamente alta, con una órbita extremadamente excéntrica,… pronto será un pequeño punto demasiado débil incluso para ser monitorizado por nuestros más potentes telescopios.

Quizás el próximo objeto interestelar que nos visite si que pueda ser visitado, será un buen indicador de la salud de nuestra civilización, ahora mismo sólo podemos soñar,…

Deberíamos haberlo llamado Rama…

Pd: los sueños, sueños son… así es cómo se supone que debería ser un objeto del cinturón de Kuiper, o también uno interestelar,…

Fuente: Eso News

25 de agosto de 2012. Salimos al espacio interestelar

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En algún viejo diario o archivo electrónico se podrá leer dentro de unos siglos el encabezado de este post.

Después de muchos comunicados en falso parece que estamos delante de la confirmación definitiva, la Voyager 1 ha abandonado la heliosfera, es decir, ha dejado atrás la zona de influencia de los vientos y partículas provenientes de nuestro Sol.

Han hecho falta 18.000 millones de kilómetros y 36 años de viaje para que un objeto fabricado por el ser humano se convierta en un viajero interestelar. El 25 de agosto los pocos sensores que aún funcionan de la anciana sonda detectaron una brusca disminución en la cantidad de partículas procedentes de nuestra estrella y un aumento de rayos cósmicos de origen interestelar.

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Tras el sobrevuelo realizado en 1979 de Júpiter y su gran familia de lunas, en particular Io donde descubrió su gran actividad volcánica, se dirigió hacia Saturno al que llegó en noviembre de 1980. Realizó numerosas observaciones y fotografías de su peculiar atmósfera y de su impresionante sistema de anillos. Pero un descubrimiento inesperado cambió el futuro de la sonda para siempre, Titán (la mayor de las lunas) tenía atmósfera y un color naranja misteriosamente atrayente, los encargados de la misión decidieron que merecía la pena acercarse más y encendieron los propulsores. Esto provocó un cambio en la trayectoría de la sonda que la alejó de la eclíptica de nuestro sistema solar, impidiendo sus programados sobrevuelos en Urano y Neptuno.

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Eso fue el final de su programa de observación planetaria. Pero aún tenía que cumplir algunos cometidos que se han convertido en verdaderos símbolos de la exploración espacial. En febrero de 1990 sus cámaras se dirigieron hacia un pequeño punto azul pálido situado a unos 6.000 millones de kilómetros de su posición, enfocó ese pequeño pixel y obtuvo una imágen que algunos hemos visto cientos de veces.

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Uno de los responsables de la misión era un astrónomo y divulgador con una visión del Cosmos muy particular. Un tal Carl Sagan sugirió que sería una buena idea obtener una imagen de nuestro mundo reducido a un pequeño pixel flotando en la inmensidad del océano cósmico. Si, lo siento, lo voy a volver a poner, creo que cada vez que alguien ve por primera vez ese vídeo es como una pequeña oportunidad que se abre para nuestra raza, a veces al que lo ve le inspira por saber un poco más de aquel curioso científico… a veces para la reproducción a los pocos segundos de empezar el vídeo,… merece la pena intentarlo una vez más.

Por si fuera poco este emisor de la humanidad, que se dirige lentamente hacia el centro de la galaxia, lleva acoplado un disco de oro con sonidos e imágenes representativos de la vida en la Tierra. Quizás varios milenios después de que nuestra especie se haya extinguido este pequeño disco sea una de las pocas pruebas de nuestro fugaz paso por el Universo. «Si, vivimos y evolucionamos en una pequeña roca en un rincón de una galaxia espiral, fuimos capaces de desarrollar una tecnología capaz de enviar emisarios mucho más lejos de nuestras fronteras… y aquí está la prueba…»

Por cierto, si alguien esta noche quiere felicitar «directamente» a la Voyager 1 aquí está su posición actual en nuestro firnamento.

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