A hombros de gigantes 



Hemos recorrido un largo camino desde las sabanas africanas hasta el Mar de la Tranquilidad. Un largo y sinuoso recorrido que nos ha llevado desde el total desconocimiento de la realidad que nos rodeaba hasta empezar a asombrarnos con los descubrimientos que vamos realizando. 

A lo largo de la historia del hombre siempre han existido períodos de mayor luz y otros más oscuros. Épocas en las que el intelecto humano, libre y sin ataduras, ha logrado grandes avances y otras en las que todos esos pasos se han desmoronado bajo el yugo de la represión y el miedo. 

Desde que comenzamos el siglo XXI da la impresión de que hay menos luz… Los hombres de ciencia ven sus trabajos amenzados por los recortes de una crisis impuesta, las pseudociencias ven como aumentan exponencialmente su número de adeptos y las religiones publican en los boletines oficiales de un estado que el ser humano no puede ser feliz sin conocer a dios o arrasan estatuas milenarias, queman documentos que narraban historias de la antigua Mesopotamia y colocan el precio de una vida a un coste muy bajo. 



Publicación del BOE sobre la asignatura de religión



Nuestra civilización colisiona partículas buscando el origen del Universo, es capaz de modificar el genoma de otros seres vivos para su beneficio, sus emisarios nos envían datos desde los confines del sistema solar o desde el interior de un enorme cráter marciano. 

Nuestros «gigantes» nos han llevado a comprender que la materia y la energía están íntimamente relacionadas, que las estrellas cocinaron en su interior gran parte de la materia de la que estamos hechos o a erradicar por completo enfermedades de la superficie de nuestro planeta. 

No sé cuál es el momento exacto en el que a una civilización no se le puede engañar más, pero para algunos de nosotros ese momento ya ha llegado. No estoy en disposición de creer en un universo creado por y para una sola especie, no puedo aceptar que la homeopatía cura enfermedades o pensar que tengo derecho divino de imponer mis creencias a quien no piense como yo. 

Alguien ha escrito por las redes sociales que si no nos da miedo el mundo que estamos dejando a nuestros hijos… la respuesta es que  si… 

Hace tiempo que no nos subimos a los hombros de un gigante para mirar más lejos, quizás ya es hora…

De cómo Europa y Titán dan fe de que somos una raza en decadencia

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mosaíco que muestra la totalidad de los lagos y mares del hemisferio norte de Titán. un click para ampliar

Esta semana que ahora acaba ha sido prolífica en noticias y nuevos descubrimientos sobre dos de las lunas más apasionantes que existen en nuestro Sistema Solar, la helada luna de Júpiter conocida como Europa y Titán el mundo de los lagos de metano y bellas líneas de playa que orbita Saturno.

Las noticias que nos van llegando son asombrosas, cada nuevo descubrimiento es más asombroso que el anterior. Nuestra civilización está observando con los brazos cruzados como de un hermoso mundo helado con un increíble océano interior de agua líquida surgen enormes géiseres de vapor de agua a través de fisuras en su espesa corteza de hielo que alcanzan los 200 kilómetros de altitud. Es agua expulsada desde el polo sur de Europa a unas velocidades cercanas a los 2500 kilómetros por hora. Esos jets tienen que surgir de sitios donde haya ingentes depósitos de agua almacenada. A eso le podemos añadir los datos que aportábamos en la anterior entrada que confirmaban la presencia de materiales arcillosos en la ciertos lugares de la superficie, probables materiales orgánicos paseándose por delante de nuestras sondas,…

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Recreación de las eyecciones de vapor de agua desde la luna Europa

 

Al mismo tiempo nos llegan imágenes como la que abren el post, los mares y lagos de la luna Titán a una resolución nunca vista con anterioridad. Vistas del único mundo que posee formaciones líquidas estables en su superficie a parte de la Tierra. Un satélite repleto de materiales orgánicos (precursores de la vida) en estado sólido, líquido y gaseoso, interrelacionándose entre si, formando un verdadero ciclo cerrado similar al del agua en nuestro planeta, con lluvias, ríos, inundaciones, subidas y bajadas en los níveles de dichos mares, hermosas líneas de costa que nada tienen que envidiar a las nuestras…

Uno de los mares de Titán, conocido como Ligeia Mare, tiene 170 metros de profundidad según las nuevas mediciones obtenidas gracias a los últimos vuelos de la sonda Cassini ( la misma que quieren apagar en 2015 por falta de presupuesto). La nueva técnica con la que se ha medido la profundidad de este mar ha permitido obtener otro dato asombroso, la masa líquida de Titán podría ascender a 9.000 kilómetros cúbicos de hidrocarburos, unas 40 veces las reservas existentes en nuestro planeta.

Todos estos datos son solo una parte de los miles que poseemos acerca de dos lunas donde la vida puede estar presente en estos momentos, vida fuera de nuestro planeta coexistiendo con nosotros, quizás pequeños microorganismos muy parecidos a los existentes en nuestro planeta o quizás totalmente diferentes. Quizás provenientes de alguna colisión de un trozo cargado de vida de nuestro propio planeta o quizás producto de una evolución totalmente diferente a cualquier proceso ocurrido en el sistema solar, una evolución única y maravillosa.

Hace 500 o 1000 años, por muchos menos datos que los que se nos presentan ahora, nos hubiésemos lanzado sin pensarlo dos veces al descubrimiento y exploración de estos nuevos mundos. Los humanos que dieron el salto de las sabanas africanas, donde crecimos como especie, hacia territorios no explorados fuera de su hogar no sabían lo que les esperaba, el resultado fue una especie que se extensión por todo el territorio no inundado del planeta. Los exploradores que partieron de Europa en busca de nuevas rutas comerciales y nuevos territorios que conquistar no sabían ni que rumbo tenían que seguir, no sabían si sus provisiones iban a ser suficientes, no sabían si iban a regresar.

Todo eso se ha perdido. Tenemos la tecnología suficiente como para explorar dos territorios que quizás cambien para siempre nuestra perspectiva sobre el Universo y nuestro lugar en él. Podemos inundarlos de sondas robóticas, tenemos capacidad de avanzar nuestra tecnología en 20-30 años lo suficiente como para poner representantes de nuestra especie en su superficie. Pero no lo vamos a hacer.

Hace muchos años un astrónomo y divulgador que varias veces ha sido nombrado en este blog sugirió que las especies que pierden la capacidad de explorar y de asombrarse ante el conocimiento están destinadas a desaparecer.

A principios del siglo XXI somos un planeta en crisis tanto económica como de valores, nuestros objetivos como especie se fijan (por término medio) con vistas a cuatro años (lo que dura un periodo de elecciones en los distintos gobiernos democráticos del mundo), ya no hay grandes empresas que impliquen a varias generaciones, ya no hay grandes objetivos donde podamos demostrar lo que somos capaces de hacer. Nuestros objetivos se centran en el rendimiento inmediato, cosa que explica el porque disciplinas como la ciencia, necesitada de tiempo e inversión para dar frutos, es machacada y ultrajada por nuestros gobernantes hasta verse reducida a la más mínima expresión.

Nos hemos convertido en una raza acomodada, nos han abierto una enorme ventana al Cosmos que nos rodea y la hemos tapiado rápidamente. Estamos observando los principios fundamentales que dieron lugar a la vida en nuestro planeta hace miles de millones de años en otros mundos y lo único que se nos pasa por la cabeza es cancelar las misiones que lo están estudiando, amén de no permitir que se presupueste ni una sola nueva para los próximos 15-20 años.

Si son gastos y visiones de científicos incapaces de ver la realidad que nos rodea… (mirar las veces que se ha dicho ese tipo de frases a lo largo de la historia y de paso observad el puesto que el paso de los años ha reservado a las que las pronunciaron)

Somos la forma que el Universo tiene de conocerse, no lo estamos haciendo bien…

PD: Un pequeño paseo virtual por la tierra de los lagos del hemisferio norte de Titán. Lugar que no queremos investigar.

– Imagen directa de los «chorros» de Europa.

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Enanas rojas y exoplanetas: si hay vida extraterrestre debería ser más antigua y evolucionada

Recreación de un sistema planetario alrededor de una enana roja

Recreación de un sistema planetario alrededor de una enana roja

El Havard-Smithsonian Center for Astrophysics (CfA) ha hecho público un artículo donde reflexiona acerca de los nuevos descubrimientos sobre exoplanetas, el tipo de estrellas que orbitan y la posiblidad de encontrar vida en ellos.

En 2010 un equipo de la Universidad de California anunciaron el descubrimiento de un planeta con tres veces la masa terrestre orbitando una estrella cercana justo en el centro de su zona habitable. Este planeta era Gliese 581g, lo que orbitaba era una enana roja y lo hacía una vez cada 37 días. Su masa indicaba que, probablemente, era un planeta tipo rocoso con suficiente gravedad para sostener una atmósfera estable.

La enana roja Gliese 581 está a 20 años luz de nuestro planeta, en la constelación de Libra, y tiene en su haber dos exoplanetas más localizados en su zona habitable, uno hallado en la parte más caliente y otro en la más fría. Las diferentes teorías pueden dar más o menos habitabilidad a estos dos planetas que bordean la zona que consideramos reune condiciones para albergar vida. En estos momentos en los que estamos dando los primeros pasos dentro de la astrobiología, la habitabilidad se centra, mayormente, en que el planeta pueda tener agua líquida y atmósfera. Los factores son muchos más, pero detectar estos dos sería un gran paso.

Lo importante de este estudio se centra en el tipo de estrellas que albergan los planetas mencionados anteriormente, las enanas rojas. Se cree que un 6% de ellas poseen planetas como nuestra tierra (de nuestro mismo tamaño) orbitando en su zona habitable. Este tipo estelar es el más común en nuestra galaxia, aproximadamente un 75% de las estrellas más cercanas son enanas rojas.

Una enana roja es un tipo de estrella con una vida media mucho mayor que nuestro Sol, son mucho más antiguas. Los planetas que las orbitan seguramente se hayan formado mucho antes que nuestra Tierra y si la vida ha tenido alguna posibilidad de prosperar sería, al menos, mucho más antigua en el tiempo que la nuestra, y se supone que más evolucionada.

En este punto del estudio pueden surgir algunas dudas, a mí por lo menos se me plantean. Es lógico suponer que de sistemas planetarios más antiguos surjan formas de vida más antiguas, todo esto suponiendo un planeta con condiciones de habitabilidad adecuada que haya sido capaz de sostener vida y permitir su perpetuidad. Otro hecho es que sea más evolucionada o menos que la nuestra. Cierto que ha tenido más tiempo, y la evolución necesita justamente ese factor para ir perfeccionando los organismos sobre los que actúa, ejemplos varios corretean alrededor nuestra todos los días. Pero que haya conseguido un nivel superior de evolución al nuestro no solo depende del tiempo. Quizás el ambiente en el que se haya desarrollado sea demasiado extremo como para permitir formas muy complejas de vida, quizás tengan suficiente con haber sobrevivido en un equilibrio muy frágil.

Quizás la escasez de nutrientes, las temperaturas extremas o mil factores que no llegamos ni a imaginar no les ha permitido alcanzar un grado evolutivo que se pueda asemejar a nuestra inteligencia, o a ser capaces de constituir una civilización como la conocemos. O quizás todo lo contrario.

Lo que si es cierto es la importancia que las enanas rojas van a tener en la búsqueda de la vida en nuestra galaxia. Son más pequeñas, más frías y menos brillantes que nuestro Sol, y aún así pueden ser cuna de las más antiguas formas de vida del universo.

Solo pensar las múltiples soluciones que puede haber dado la evolución en miles de planetas diferentes a problemas similares causa una sensación de vértigo y ansiedad por conocerlo. Imaginaros lo que pueden dar de si el paso de miles de millones de años en esos planetas, pequeñas formas de vida luchando contra ambientes con una radiación elevada por culpa de una fina atmósfera, temperaturas elevadas por justo lo contrario o por encontrarse muy lejos de su estrella madre (recibiendo el mínimo de luz para sobrevivir), planetas que presentan un mismo hemisferio hacia su sol debido a su periodo de rotación y translación, con una cara con temperaturas elevadas y otra sumida en la perpetua oscuridad, lunas de exoplanetas totalmente fuera de la zona de habitabilidad,… el abanico es increíble, es majestuosamente ancho y diverso.

Quizás nunca podamos investigar un ecosistema exoplanetario, pero la verdad es que la cantidad de información y de conocimiento que nos daría sería inmenso, los saltos que darían nuestra biología, medicina y química serían enormes. Seguramente nunca veamos esto, pero lo que si tenemos a nuestro alcance son mundos como Europa, Titán o Encelado, no entiendo porque no estamos allí ya. Es imperdonable.