Nos hemos retirado de los planetas y nos acercamos a las pseudociencias

Sagan no llegó a conocer las enormes llanuras heladas del corazón de Plutón, no llegó a divisar las líneas de costa de su querido Titán, ni siquiera leyó que los océanos de agua subterráneos salpicaban las lunas heladas de Júpiter y de Saturno. No llegó a ver los datos de la misión Kepler, no tenía la certeza científica de que existían más planetas que estrellas en nuestra galaxia,… aunque seguro que no tenía ninguna duda de su existencia.

 

Tombaugh Regio en Plutón vista desde la sonda New Horizons

 
Desde hace unos años nuestra visión del sistema solar y de nuestro vecindario cósmico ha cambiado radicalmente. Las misiones robóticas nos han dejado sin habla… Los datos e imágenes que nos llegan a diario solo hacen que tengamos más preguntas que respuestas… Y ahora, cuando hemos oteado la superficie de mundos maravillosos y extraordinariamente complejos, el silencio…

Hace ya muchos años que el ser humano solo puede acceder a la órbita baja de la Tierra (y solo con las Soyuz rusas cuyo diseño se remonta a hace varias décadas). La NASA nos vende un viaje a Marte y un cohete de grandes proporciones solo en diapositivas, las fechas reales se van retrasando (con mucho disimulo) en el tiempo, la falta de presupuesto y voluntad política hace que, a día de hoy, todo sean meras cortinas de humo, no existe un diseño fiable sobre un viaje a Marte, simplemente no lo tenemos…

Se ha abandonado la exploración planetaria del sistema solar exterior, no hay presupuesto real para misiones. La sonda Cassini está realizando sus últimos sobrevuelos a Saturno y sus increíbles lunas heladas (ayer sin ir más lejos lo hacía sobre Encelado, con un océano interior de agua líquida recientemente descubierto), New Horizons pasó como un suspiro por Plutón en Julio y aunque sus datos seguirán llegando a lo largo de todo 2016 el grueso de la misión está realizado (ninguno de nosotros vamos a ver una nueva sonda llegar al planeta enano), Rosetta se aleja junto con el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko hacia más allá de la órbita de Júpiter donde sus paneles solares serán incapaces de producir suficiente energía como para mantenerla con vida…

Muchos dirán que exagero, que es mentira. Que hacia Júpiter se dirige Juno, que hay aprobada una sonda para estudiar Europa, y que hacia Marte van unos cuantos ingenios… y es cierto, pero no es suficiente. En muchos casos son misiones recortadas en su presupuesto y dotación científica hasta lo absurdo, algunas en fase muy temprana de desarrollo, lo único cierto es que habrá un gran vacío de imágenes y datos durante muchos años (no hablemos ya de la exploración tripulada).  

La ciencia se ve asfixiada por inexplicables recortes año tras año, y mientras otro tipo de «tendencias» van tomando fuerza de una manera inversamente proporcional al desfallecimiento de la razón y el método científico. 

Reiki, homeopatía, curación de agresivas proliferaciones tumorales a través de la dieta, terapias holísticas… y un sinfín de sinsentidos que ves proliferar allá donde mires, y en los sitios más insospechados. 

Una sociedad que no investiga, que no explora, que no se marca fronteras está condenada a la desaparición… No sé en qué estamos pensando, o no quiero saberlo…
 

 

 

A hombros de gigantes 



Hemos recorrido un largo camino desde las sabanas africanas hasta el Mar de la Tranquilidad. Un largo y sinuoso recorrido que nos ha llevado desde el total desconocimiento de la realidad que nos rodeaba hasta empezar a asombrarnos con los descubrimientos que vamos realizando. 

A lo largo de la historia del hombre siempre han existido períodos de mayor luz y otros más oscuros. Épocas en las que el intelecto humano, libre y sin ataduras, ha logrado grandes avances y otras en las que todos esos pasos se han desmoronado bajo el yugo de la represión y el miedo. 

Desde que comenzamos el siglo XXI da la impresión de que hay menos luz… Los hombres de ciencia ven sus trabajos amenzados por los recortes de una crisis impuesta, las pseudociencias ven como aumentan exponencialmente su número de adeptos y las religiones publican en los boletines oficiales de un estado que el ser humano no puede ser feliz sin conocer a dios o arrasan estatuas milenarias, queman documentos que narraban historias de la antigua Mesopotamia y colocan el precio de una vida a un coste muy bajo. 



Publicación del BOE sobre la asignatura de religión



Nuestra civilización colisiona partículas buscando el origen del Universo, es capaz de modificar el genoma de otros seres vivos para su beneficio, sus emisarios nos envían datos desde los confines del sistema solar o desde el interior de un enorme cráter marciano. 

Nuestros «gigantes» nos han llevado a comprender que la materia y la energía están íntimamente relacionadas, que las estrellas cocinaron en su interior gran parte de la materia de la que estamos hechos o a erradicar por completo enfermedades de la superficie de nuestro planeta. 

No sé cuál es el momento exacto en el que a una civilización no se le puede engañar más, pero para algunos de nosotros ese momento ya ha llegado. No estoy en disposición de creer en un universo creado por y para una sola especie, no puedo aceptar que la homeopatía cura enfermedades o pensar que tengo derecho divino de imponer mis creencias a quien no piense como yo. 

Alguien ha escrito por las redes sociales que si no nos da miedo el mundo que estamos dejando a nuestros hijos… la respuesta es que  si… 

Hace tiempo que no nos subimos a los hombros de un gigante para mirar más lejos, quizás ya es hora…